miércoles, 20 de octubre de 2010

Con-secuencia

Me rompo, mi amor,
me rompo;
por intentar sujetar todo el amor
en este cuerpo corrupto
que apenas me sostiene.
Con el sesgo de una palabra
de un tajo,
verticalmente
como un tronco rancio
me separo.

Y no puedo engañar al dolor
con una falsa excusa
que deshaga la rotura.

Esta piel yerma de ti
que no puede contenerse
se rasga,
maldita piel
condenada a las fisuras.

!Maldita!

Igual que las nubes que vagan tu cielo,
encadenada a tu ojos de por vida,
soy el techo perpetuo
inalcanzable a tus manos.

lunes, 18 de octubre de 2010

Tu recuerdo

Hoy  llegas a mi mente…
y eres como la almohada donde respiran mis ilusiones,
como la cueva que me refugia de la lluvia,
como el albergue de la peregrina que perdió la fe,
como el oasis  en medio de todo este desierto que es mi vida,

Hoy  llegas a mi mente
y te recuerdo como un poema indefinido
de palabras atestadas de magia y hechizo
de crueldad y fiereza.

Y rebusco sin descanso tu rostro, tu cuerpo…tus manos,
negándome a creer que te fuiste para siempre,
olvidando el desgarro que dejaste,
la rotura de mi pecho,
la división de mi universo.

domingo, 17 de octubre de 2010

Ensueño

Salir de mi mente y descubrir todo por vez primera es un placer indescriptible y al alcance de muy pocos…

Agotada, después de volver a inventarte a mi lado, me siento en un banco de un viejo parque para reposar mis sueños al atardecer y cierro los ojos sin miedo e imagino cómo sería mi vida antes de toda esta locura… antes de que el destino me sentenciara a vivir sin ti.
Me gusta pensar que fui feliz imaginándote mío, me gusta verme reflejada en unos ojos que no supieron mirarme, pero en los que yo me reflejé. Imaginar que te cojo levemente de la mano, con los ojos cerrados como ahora y unos labios cálidos sosegando la sed de los míos.
Y mientras imagino recordar, siento de nuevo esa presencia seductora junto a mí. Siento esos labios gradualmente posarse en mi boca como un gemido. Sé que al otro lado de mis párpados cansados está él, pero no me atrevo a abrirlos porque temo que se disipará con la luz. Así que he pasado mucho tiempo de esa manera, sentada allí sin mirar afuera y sintiéndome bien por primera vez en muchos años.
Cuando he abierto los ojos por fin y he mirado a mi alrededor he visto unas huellas sobre la tierra húmeda del parque que llegaban hasta mí y que juraría que no estaban antes allí. He pensado que no me habría dado cuenta de su presencia pero al llegar a casa me he visto de pasada en el espejo y algo raro me ha llamado la atención y me ha hecho detenerme frente a el para mirarme mejor.
Allí, en mi rostro había una nueva imagen que no era yo, sino la imagen de una mujer ficticia que invento la historia de un gran amor.